Con un simple vistazo a Internet podemos ver que los/as usuarios/as ya están relacionándose en el ecosistema digital, compartiendo información y opinión sobre nuestros productos y/o servicios. ¡Ya están aquí, son los prosumers! Muestran sus opiniones independientemente de que nuestra organización esté presente o no en la red. Ya no toca preguntarse si es conveniente abrir canales 2.0 en una organización, lo que toca es plantearse cómo gestionar la presencia en redes sociales para crear valor, dar soporte a su misión y lograr los objetivos deseados con esa presencia.
No todas las marcas son iguales, ni tienen las mismas necesidades en materia de comunicación. Cada cual requiere de un proceso particular; ahora bien, para diseñar una estrategia de comunicación digital debemos seguir una hoja de ruta común para cualquier organización, empresa o institución:
1. Análisis interno y externo: es decir, comenzamos por realizar una auditoría de la identidad digital y huella en la red.
Un primer paso imprescindible, y que es necesario mantener de forma continuada, pasa por diseñar un sistema de monitorización de la reputación propia para estar informados sobre lo que se dice de la organización y establecer estrategias para contrarrestar una reputación negativa, reforzar una reputación positiva o tomar cartas ante la “no presencia” de la marca en Internet.
No solo eso, también es importante conocer cuáles son las estrategias que utiliza la competencia (benchmarking digital), qué ocurre en el sector, qué dicen los principales referentes o cuáles son las tendencias en la actividad que realizamos. Además, a través de las herramientas adecuadas, seleccionamos las palabras clave que nos ayudarán en la escucha activa para interactuar y detectar conversaciones y necesidades de nuestros públicos objetivo, a las que poder dar respuesta.
2. Definir objetivos: la primera reflexión estratégica es preguntarnos el “para qué”, es decir, definir los objetivos de comunicación (generales/específicos) para los canales digitales. ¿Cuáles pueden ser objetivos de comunicación? Algunos ejemplos:
- Incrementar la notoriedad de la marca.
- Acercar e intensificar la relación con los públicos objetivos.
- Gestionar (mejorar/construir) la reputación organizacional.
- Detectar y atraer clientes potenciales.
- Construir una comunidad en torno a la marca.
- Difundir la actividad de la organización.
- Atender a la clientela.
- Generar tráfico a la web.
3. Segmentación de públicos objetivo: llega la siguiente pregunta ¿a quién nos dirigimos? Para contestar, elaboramos un mapa de públicos objetivo (primarios y secundarios).
El punto de partida es el público o usuarios actuales y, a partir de ahí, planteamos mantener, ampliar o incluso variar nuestro alcance y segmento de actuación. Investigaremos en qué redes sociales están, cuáles son las necesidades, hábitos y estilos de vida de los usuarios reales o potenciales de nuestro servicio.
4. Definición de posicionamiento: es absolutamente imprescindible definir el posicionamiento de la organización, es decir, cómo queremos ser percibidos por los usuarios/as, cuáles son los valores de servicio y el aporte diferencial.
El posicionamiento nos permite elaborar los mensajes de refuerzo y, seguidamente, construimos el calendario editorial adecuado a cada público y canal de comunicación. Aportar un contenido de valor será la clave de nuestro éxito o fracaso en las redes sociales.
5. Canales y estilo. Una vez definido el posicionamiento y con el pertinente conocimiento de nuestros usuarios, establecemos los canales apropiados para la organización. Para ello, hemos de tener en cuenta elementos clave como, por ejemplo, cuáles son los medios de comunicación digital que mejor funcionan en nuestro sector de actividad o cuáles son las redes sociales utilizadas por otras organizaciones (competencia). Teniendo en cuenta que nuestros recursos son siempre limitados, hay que seleccionar bien las plataformas donde queremos estar para obtener un mejor rendimiento.
Como ya sabemos, no todos los canales digitales requieren el mismo estilo de relación y comunicación; por lo tanto, estableceremos una guía de estilo que nos ayude a transmitir una imagen compacta, coherente y consistente.
6. Estrategia y plan de acción: tras la reflexión estratégica anterior, llega el momento de plantear un plan de acción que recoja los aspectos señalados hasta aquí: desde los objetivos generales hasta aquellos mucho más concretos y específicos de cada servicio.
7. Medición de resultados: será difícil lograr una gestión óptima de la comunicación y/o marketing digital si no somos capaces de medir y analizar nuestros impactos, utilizando esta información para el aprendizaje y la toma de decisiones. Definir los indicadores, las métricas y las herramientas adecuadas es una tarea a realizar antes de poner en marcha cualquier estrategia.
Por último, añadir que una de las claves del éxito de la comunicación de una organización es la combinación entre lo analógico y lo digital, a través de estrategias compartidas y perfectamente alineadas para la consecución de los objetivos marcados.
¿Te ha resultado interesante? En esto estamos trabajando en el programa formativo “Especialista en Aprendizaje y Tecnología en Educación” de Kristau Eskola, en el bloque B: “Herramientas digitales para la comunicación”. Si quieres, puedes seguir el hilo en #auKEraRTIC. 😉
Arantxa Sainz de Murieta Sainz @arantxasdm Responsable de Comunicación y Marketing en Komunikatik @komunikatik